Elena Poniatowska
Ediciones Era
ISBN 978-607-445-346-1
408 pp
Las conversaciones telefónicas
con mi madre seguido giran entorno lo que ella ha visto en el cine y lo que yo
voy leyendo. Creo que para ella como para mí, el cine y la literatura son una
forma de vivir y aprender. Así que ella me hizo remarcar que casi no leo
escritores mexicanos diciéndome –a ver si
un día te interesas más a tu historia y tu cultura, porque es muy bonito saber
de otros países pero hay que comenzar sabiendo de dónde vienes- quizás no
fueron sus palabras exactas, pero eso me quiso decir.
Y la verdad es que tiene razón.
Entonces me di a la tarea de buscar escritores mexicanos, y claro que di con
Elena Poniatowska. Para mi ella era más que
nada una persona muy comprometida con la política, con ideas de izquierda y por
lo tanto amiga de AMLO. Pero como escritora no sabía mucho. Escogí Hasta no verte Jesús mío porque la
primicia era contar la historia de México en voces de las mujeres que
despertaron con la Revolución Mexicana. Y fue precisamente esto lo que me llamó
la atención, poner a la mujer como personaje principal en una parte de la
historia mexicana que parece tan varonil.
La historia es contada en
primera persona por Jesusa Palancares. Es como si en un día de aires te
sentaras en la plaza del pueblo (Pozos, Gto. en mi caso) y comenzaras a
platicar con la viejita en rebosada y solitaria. Ella al sentirse por una vez
escuchada te cuenta su vida, su historia. Así te paseas por los pueblos y las
playas mexicanas durante su infancia, te casas a fuerza con un revolucionario y
terminas de soldadera; conoces a Zapata, Carranza, Obregón, Huerta, hasta
llegar a la guerra de los cristeros. Y cuando México parece “dirigirse hacia el
progreso” terminas de obrera, lavandera, sirvienta (aunque este término nunca
me ha gustado) y por qué no, también te da por la bebida y la fiesta. Todo esto
hasta que llegas a envejecer y sentirte solo, porque en realidad solo Dios está
contigo.
Es un libro que disfruté
mucho al principio, aunque reconozco que tuve que leer Wikipedia para acordarme
de la historia de México y darle sentido a todo esto. Sin embargo, hay una
parte mística que la autora quiso darle con “la obra espiritual” que no me convenció. Sé que los mexicanos somos
muy dados a creencias y religiones, pero en este caso más bien parecería una
especie de secta que no le encontré el interés a escribir sobre eso. Eso hizo
que por momentos el libro me desesperara, pero bueno, el final me volvió a
ganar y quedé con una gran sonrisa en la boca.
Durante todo el libro tuve
el olor de una carne asada (con todo lo que conlleva, frijoles, tortillas y una
salsa bien molcajeteada… hasta se me sigue haciendo agua la boca) en la nariz.
Creo que cada vez que vea el libro voy a pensar en comida mexicana. Y no solo
es el olor de la comida que se queda impregnado, también los colores de México
y la voz de los mexicanos. Quizás mucha gente no le vean sentido a eso, pero
cuando vives lejos es maravilloso.
Después de todo, mi mamá
tiene razón, tengo que leer más literatura de México y América Latina en
general.
Nos seguimos leyendo
PS. Agradezco a mi cuñada
quién me hizo el mejor de los regalos, libros.
Comentarios
Publicar un comentario