1. Libro de más de 500 páginas
Belle du Seigneur
Albert Cohen
Folio
IBN 9782070404025
1110 pp
Paris 11 agosto 2015 – Cerdeña 22 septiembre 2015
Belle du Seigneur
Albert Cohen
Folio
IBN 9782070404025
1110 pp
Paris 11 agosto 2015 – Cerdeña 22 septiembre 2015
Escribir sobre libros no es
fácil y hacerlo sobre Belle du Seigneur
(Bella del Señor) no lo facilita
nada. El problema no radica en que no me haya gustado el libro, sino en la
riqueza y la complejidad de la obra. Recuerdo que una librera me dijo que este
libro era especial y que no podía compararse en estilo a otros. Ahora que lo he
terminado me doy cuenta de ello.
Buscando ideas encontré
magnificas reseñas en el diario El
País y los blogs Lo
que leo, lo cuento y Divagando,
divagando que me
parece absurdo intentar decir lo que otros escribieron. Es cierto que Belle du Seigneur es una historia de
amor, algunos la consideran como LA historia de amor del siglo XX. Pero para mí
es mucho más que eso, es sobre todo una obra maestra de la narrativa. En lo
personal nunca había leído algo similar.
Desde los primeros capítulos
entras en la cabeza de cada personaje, en lo que piensan y en como lo viven. Por ejemplo en las primeras
páginas se descubre el diario de Ariane y con él se entra en su mundo, se ríe
con ella y se siente una gran melancolía por su vida. Conforme avanza la
historia surgen otros personajes como los padres del esposo de Ariane (Adrien
Daume), cada uno tiene una forma muy peculiar de hablar y aquí el escritor se
da el lujo de escribirte como ellos hablan, con sus faltas y muletillas. Cada
vez que encontraba uno de estos diálogos sonreía, así, solo por la magia de la
escritura. También existen capítulos enteros donde no hay puntuación, como en
el Otoño del Patriarca de Gabriel García
Márquez, pero a diferencia del segundo en momentos es difícil seguir el hilo de
lo que pasa. Son capítulos que exigen concentración, pues es seguir los
pensamientos de alguien y todos sabemos que cuando nos encontramos solos con
nosotros mismos nuestras ideas saltan constantemente. Lo mismo pasa con estos capítulos,
pero al llegar al final de ellos queda la impresión de un mejor conocimiento
del personaje, como si en esos momentos el lector fuera él. Así podría seguir
citando momentos que me parecieron mágicos,
pero es algo que hay que vivir en carne propia.
Un amigo que leyó el libro
me dijo que estaba dividido en dos partes, la primera que es simplemente genial
y la segunda donde predomina la historia de amor. Él me aclaró que como yo soy
mujer, quizás disfrutaría la segunda parte al igual que la primera. Al terminar
el libro no puedo decir si hubo una parte o no que fuera mi preferida. Pero sé
que me dio mucha tristeza perder a personajes que me hicieron reír como M y Mme
Daume, o el tío de Solal (el amor de
Ariane) y sus amigos, que me recordaron tanto a los acompañantes de Woland (Koroviev,
Béhémoth y Azazello) en Le Maitre et
Marguerite de Mikhaïl Boulgakov.
Antes de hablar de esas páginas
de amor, me gustaría mencionar algo que me marcó mucho. Albert Cohen comenzó a
escribir en 1930 pero es hasta 1968 que se publicó debido a la Segunda Guerra
Mundial. Y es este ambiente hostil contra los judíos que acompaña la historia,
desde el principio hasta el final. Yo aprendí mucho sobre el odio que se tenía
a los judíos en toda Europa, pues para mí solo era Alemania que hacía
propaganda antisemita. Hay un capítulo en especial que relata el encuentro
entre Solal (Solal y Albert Cohen son judíos como sus apellidos lo indican) y
unos judíos que se encuentran refugiados en una cava durante las ráfagas nazi
en Alemania, que está lleno de fuerza y belleza. Durante esas líneas me sentí confundida,
oprimida, desesperada y triste, muy triste. Simplemente hermoso.
Durante la historia de amor
pasé de adorar los momentos de amor compartidos, aburrirme al máximo con la perfección
de su amor (como le pasa a Solal), pasar por la ira y el coraje durante las
escenas de celos. Y antes del final pensé que todas esas páginas quizás estaban
de más, que Albert Cohen debería haber resumido un poco. Pero en los últimos dos
capítulos todo tiene sentido, porque son esas 400 páginas de puro amor que te
hacen sentir lo que el escritor quiso decir. Porque durante las últimas líneas sufres
al recordar cada momento, lo revives en tu mente y todo está claro, eso es
amor.
Terminé llorando como
Magdalena con el final, hace mucho un libro no me hacía sentir así. El final me
lo leyó mi esposo y se me hizo tan romántico, pero al mismo tiempo creo que perdí
un momento que solo nos correspondía a Cohen y a mí, que no pude decirles adiós
a Ariane y Solal.
Para mi segundo reto, un
romance clásico, elegí Anna Karénine de
Tolstoï. En realidad siempre me sentí incapaz de leer literatura rusa hasta
que descubrí a Boulgakov. Gracias a mi librera y la emoción con que me describió
Anna Karénine decidí leerlo y hasta
ahora va muy bien. Mi esposo leyó La
Princesse de Clèves de Marie-Madeleine de La Fayette y creo que las
historias de amor no son lo suyo. Quizás tenga más suerte con el tercer reto.
Me encanta este libro. Tardé una eternidad en leerlo porque me daba pena terminarlo. Y no me canso de recomendarlo
ResponderEliminarBesos